Después de hacer que un nonagenario saltara por la ventana de una residencia de ancianos y se marchara a recorrer el mundo perseguido por una banda de mafiosos, y que una chica humilde pero muy espabilada del barrio más pobre de Johannesburgo acabara en el norte de Europa salvándole la vida al rey de Suecia, Jonas Jonasson ha dado rienda suelta una vez más a su fértil imaginación para traernos esta tercera novela que deleitará a los innumerables lectores —tantos como diez millones en todo el mundo— que disfrutan de su humor ácido y surrealista y de sus rocambolescas historias.
En esta ocasión, la trama se centra en un trío de personajes encabezados por Johan Asesino Andersson, quien, después de cumplir en la cárcel tres largas condenas por homicidio, se gana la vida realizando pequeños trabajos de intimidación para los gánsteres locales mientras lucha contra su afición a la bebida, que está empezando a afectar negativamente su desempeño profesional. Todo cambia, sin embargo, el día que conoce a una pastora protestante que no cree en Dios y al apocado recepcionista de un antiguo burdel reconvertido en hotel de una estrella. Una vez que el azar los ha reunido bajo el mismo techo, el instinto de supervivencia los lleva a idear una solución permanente para dejar atrás la pobreza. Si a la innegable habilidad de Asesino para amedrentar al prójimo sumamos una gestión adecuada y un plan de negocio que incluya relaciones públicas de calidad, el éxito parece asegurado... Y así sucede hasta que el repentino encuentro de Asesino Anders con Jesucristo amenaza con dar al traste con el maravilloso tinglado, lo que obligará a la pastora y al recepcionista a rediseñar su estrategia para evitar volver a la existencia precaria y anodina que llevaban antes de que el devoto matón se cruzara en su camino.
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