2006/10/25

Mañana será otro día

Mañana será otro día. Faïza Guène. Salamandra

La joven escritora parisiense de origen argelino Faïza Guène (1985) irrumpió hace dos años como un vendaval en el panorama narrativo francés. Su primera novela, Mañana será otro día, retrata la vida en los suburbios de la capital francesa a partir de la figura de una adolescente de familia árabe que vive atrapada entre dos culturas. Un álter ego, en clave de ficción, de la propia autora. Su estilo desenfadado, el ritmo de su relato y el valor de haber sido escrito por una voz autorizada sedujeron a los lectores y a la crítica, un año antes de que se produjeran los terribles disturbios de noviembre de 2005. La furia en el extrarradio (miles de coches incendiados, varios muertos, toque de queda en algunas ciudades como medida para paliarla) no sorprendió a la autora novel. De hecho, cree que “puede repetirse en cualquier momento si las cosas no cambian”.

El eje central de la novela es la vida de Doria, una chica inquieta y algo díscola que a sus quince años vive con su madre en un deteriorado complejo de viviendas sociales llamado «Paraíso». Atrapada entre dos culturas y en plena crisis adolescente de identidad, Doria debe afrontar el abandono de su padre, «el barbudo», quien, obsesionado con tener un hijo varón, se ha largado a Marruecos para contraer un segundo matrimonio que le provea descendencia. Así pues, Doria contempla el mundo que la rodea sin motivo alguno que invite al optimismo: la resignada pasividad de su madre; la bienintencionada psicóloga de la seguridad social; los amigos del barrio, geniales, divertidos, pero totalmente desconectados de la realidad; y por fin, cómo no, los benditos asistentes sociales, sabelotodos empedernidos que no pueden ocultar su auténtica vocación de burócratas. Frente a un panorama tan halagüeño, Doria sólo puede ofrecer valor y determinación, aunque, eso sí, pertrechada con un ácido sentido del humor. Y como premio a tan atrevida actitud, lo que se presentaba como una desgracia tal vez pueda, inesperadamente, transformarse en una puerta abierta a la libertad.